Desde sus inicios, nuestra Universidad se reconoció como un espacio de diálogo entre la fe y las diversas disciplinas humanistas y científicas, como esferas que conviven y se enriquecen mutuamente. En esto, los cursos de Teología han aportado a que varias generaciones de universitarios creyentes y no creyentes valoren el aporte del cristianismo a la cultura y a la construcción de una sociedad más humana y justa. Y es que, como dice nuestro colega Luis Fernando Crespo, enseñamos teología no solo porque estamos en una universidad católica, sino por el hecho de formar parte de una universidad.
Adicionalmente, para las personas creyentes ha sido una oportunidad de madurar su experiencia de fe a partir de reconocer los desafíos de las culturas y las sociedades contemporáneas, al iluminarlos desde la práctica histórica de Jesús de Nazaret, el Viviente. Así, ellos y ellas asumen un compromiso encarnado por transformar las situaciones inhumanas de nuestra realidad y colaborar con la misión de la Iglesia en el mundo.
La Teología de la Liberación es un hito en la historia de la PUCP. Varios docentes del Departamento de Teología, entre los cuales el más destacado es el padre Gustavo Gutiérrez, son referentes de esta corriente teológica que reflexiona, discierne e interpela las realidades históricas de pobreza, desigualdad y violencia en el Perú y América Latina. Ellos han brindado un invaluable servicio a la Iglesia a través de la formación de miles de agentes pastorales en la metodología del ver-juzgar-actuar, que les permite acoger su realidad llena de contradicciones e injusticias, para comprenderla críticamente y elaborar criterios para responder a ella a la luz del Evangelio, con una particular opción por el cuidado de quienes son descartados en la sociedad.
La reflexión de la Teología de la Liberación, que propone que la “opción preferencial por los pobres” es central en la identidad cristiana, constituye el aporte más importante de los teólogos de nuestra Universidad a la Iglesia peruana, latinoamericana y universal. El propio papa Benedicto XVI, en el discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, Brasil, en 2007, reconoció, ante los obispos latinoamericanos, que “la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica”.
Inspirados en este camino, estamos empeñados en profundizar nuestra reflexión teológica desde la cercanía a los pobres reales, acogiendo los nuevos desafíos del siglo XXI y dialogando con las disciplinas que se enseñan en la PUCP. Porque creemos definitivamente que la fe en Cristo está enraizada en la condición humana a través de gestos y palabras, de acciones y discursos, y en el testimonio que se hace vida en el discernimiento activo de la política, de la economía, de la vida social y cultural. De esta manera, colaboramos a que nuevas generaciones de universitarios construyan un sentido crítico y sensible a lo trascendente en un mundo cada vez más complejo y diverso.
Fieles al Dios de la vida y a la humanidad, tal y como lo recordó el Concilio Vaticano II, el Departamento de Teología trabaja para que la PUCP sea un espacio de cultivo de una reflexión teológica interdisciplinar, intercultural, ecuménica, y que haga suyos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los que sufren” (Gaudium et Spes 1). Porque una teología encarnada en el mundo nos compromete en la tarea de humanizar nuestra realidad sin caer en dogmatismos o relativismos que construyen barreras de exclusión en lugar de tender puentes de encuentro y nos salvaguarda de convertir a Dios en una abstracción.